La llegada de un hijo a la familia despierta muchas emociones, aveces contradictorias: alegría, temor, preocupación, la mayoría de las veces todo es nuevo y se presentan un montón de dudas, cada cuánto alimentarlo, cómo mudarlo, cómo tomarlo en brazos, pero esta entrada no es sobre cuidados básicos del recién nacido, es sobre el ambiente que necesita un recién nacido.

Cuando el niño esta en el útero, flota en el liquido amniótico teniendo un movimiento de vaivén como si estuviera en una mecedora, la luz y ruidos externos son atenuados por la piel y músculos del abdomen formando un "hogar" tenue, tranquilo, agradable, además de tibio. Cuando el niño es separado de la madre, es expuesto a una luz directa, a ruidos desconocidos para él y manipulación más bien rápida, lo opuesto a lo que él estaba acostumbrado.
La madre representa todo lo bueno que el niño conoce, cuando ya no está en su interior, en esta vida intrauterina tranquila, debemos intentar que este sentimiento persista, debemos cuidar del ambiente en que se encuentra el recién nacido. No dejarlo solo, acunarlo, así le recordamos la posición fetal característica dentro del útero, dejarlo que sienta el olor de su madre, ponerlo en el pecho para que escuche el latido del corazón, mecerlo con suavidad, acogerlo, entregarle seguridad. Si el niño llora, responder a su llanto, no siempre es por hambre, aveces es por estar incomodo, sentirse solo o inseguro. El llanto es la manera en que todos los seres vivos recién nacidos manifiestan sus necesidades, si no lo acogemos, el niño aprende que no tiene con quien contar, el exceso de estres es un factor negativo en el desarrollo del niño, tanto físico como emocional. Es un MITO que el recién nacido necesite llorar "para preparar sus pulmones", muchas veces escuchamos “Déjalos llorar, no le hagas caso, se va a mal criar, no lo cojas en brazos”. Qué error más grande! Si el niño llora es porque tiene una necesidad, el niño como cualquier animalito recién nacido, busca protección, y es el adulto el que debe entregársela.
ES IMPORTANTE SABER QUE:
Las guaguas no manipulan a través del llanto sino que éste es el lenguaje que tienen para comunicar lo que necesitan.
No se malcría a una guagua por acoger y calmar oportunamente su llanto. Por el contrario, esto le ayuda a confiar en quienes la rodean y aprender cómo manejar sus emociones cuando sea más grande.
Desde los 8-9 meses este sentimiento de confianza le va permitiendo avanzar en su desarrollo y poder explorar el mundo que la rodea. Comienza a hacerse más evidente un “circuito de seguridad” en donde la guagua explora y aprende cuando se siente tranquila y segura, se refugia en sus padres o cuidadores cuando se siente asustada, triste o enojada, y puede explorar nuevamente cuando ha sido contenida y acogida por ellos.
Hacia los 12-18 meses y en adelante la guagua ya suele tener más consolidados sus vínculos de apego y cuando se ha construido un apego seguro, puede transitar libremente en este “circuito de seguridad” que la ayudará a desarrollarse adecuadamente en su lenguaje, pensamiento, comportamiento y relaciones sociales.
A través de todos los momentos en que le vas entregando a tu hijo(a) una contención estable, predecible y efectiva para su malestar, lo vas ayudando a construir una base segura desde la cual puede conocer con confianza el mundo, con la tranquilidad y seguridad en que tú estarás disponible para ayudarlo y acompañarlo cuando lo necesite.
http://www.crececontigo.gob.cl/2009/desarrollo-infantil/0-a-12-meses/estableciendo-vinculo-y-apego/
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